Crónicas de los Navegantes en la Ruta Principal
Para activar la Nave de AKUAR era necesario que un número determinado de Navegantes, Caballeros Blancos y Sacerdotisas de la Luz se interconectasen en un mismo patrón de conciencia; sincronizados en la VISION que había descendido en las cumbres del Norte Supremo. El enlazador de mundos de esta Entidad-Estrella era un misterioso frasquito de cristal que contenía un líquido transparente, que llamaban el Plasma resonante, con un agua iluminada, donde se albergaba la MEMORIA con todas las coordenadas del viaje que nos esperaba hacia la Fuente Primordial. Ese frasquito era el RUH o Remedio Universal Homeopático. Y había que descenderlo del Tiempo Sueño al Tiempo Mundo para dárselo a todos los humanos mutantes que pudieran ser receptivos a su llamada.
Apenas teníamos tiempo. La misión no auguraba el éxito. La oscuridad avanzaba a pasos exponenciales, destruyendo los cimientos del propio Sistema que sostenía la matriz de la Ciudad Laberinto. Solo un milagro podía salvarnos. Pero todo es posible cuando un número suficiente de seres conscientes creen al unísono en algo. Y ocurrió… Simplemente puedo decir que gracias un milagro inesperado, la nave del RUH pudo despegar de su base, para intentar algo imposible pero no por ello irrealizable: atravesar el Océano Primordial y alcanzar el Continente Ilimitado donde se halla la Fuente Primordial. Volver con el AGUA VIVA y conectarla al Centro Proyectivo de Kamael, que ahora residía en algún rincón secreto de la Ciudad Laberinto.
No todo estaba perdido. Regresar al futuro para volver al pasado, que es este mismo presente, con la sabiduría adquirida para elegir correctamente el camino con corazón que despertaría la conciencia olvidada del Reino de Kamael. Esto atraería de nuevo al REY, que con su presencia disolvería toda la oscuridad de la matriz del Sistema del Tiempo Mundo y sellaría la puerta dimensional en este plano de la realidad a EGOLON y los Oscuros Dignatarios de RUM.
Con mucho esfuerzo y no pocas adversidades y bajas, el grupo de Navegantes exploradores descendieron del Norte Supremo en la Nave Akuar y volvieron hasta Kamael, donde depositaron el Elixir alquímico del RUH en la Fortaleza de RUD donde estaba el cuartel secreto de los Caballeros Blancos fieles al Rey.
Con mucha habilidad, el alquimista de la Compañía extrajo una parte del Plasma Resonante del RUH y lo depositó en un frasco azul, combinándolo con el agua de las Cascadas del Perdón.
Cuando pasaron por el Castillo de HOR en la Ciudad de Akuar lo vieron todo abandonado y en ruinas, como si hubieran pasado mil años e infinidad de tormentas infernales. EL Desierto de SETH se lo había comido por completo.
La Ciudad de Roja y UK la Tenebrosa habían cambiado su polaridad aún mas, siendo completamente sometidas a los designios del Engañador y los Oscuros Dignatarios de RUM. La densidad que se respiraba en ellas era tan asfixiante, que pasaron de largo sin apenas detenerse.
Se encontraron con el Explorador, el navío de los Navegantes que se había mantenido oculto en una pequeña bahía de la Isla de los Lobos; donde las tripulaciones se volvieron a juntar. Sin mucho tiempo para intercambiar lo vivido, cada vehículo siguió su camino: El Explorador se dirigió de nuevo al Puerto de Zenx, donde deberían de entregar algunos misterios en el Castillo del Acuerdo; sede de la Escuela de Navegantes. Y la Nave Akuar se dirigió hacia la Ciudad Laberinto, para encontrarse con nueva tripulación con la cual comenzar la gran aventura de volver a reconquistar Kamael, el Reino de la Visión Pura y detener a los Oscuros Dignatarios de RUM y al Engañador en sus malévolos propósitos por destruir las Siete Ciudades de la Otreidad. Solo el Norte Supremo resistiría ante la poderosa alianza de la oscuridad que se había formado ¿Pero por cuanto tiempo?
Texto extraído de las Crónicas Psináuticas del Juego de la Salida https://juegosalida.psinautica.com/
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